Cuando escucho a los policías decir “Tiene derecho a guardar silencio……” Me doy cuenta del poder que encierran esas palabras. Si tan solo aprendiéramos a usar ese derecho miles de problemas se resolverían. Dejaríamos de ser esclavos de nuestras palabras y comenzaríamos a ser dueños de nuestro silencio
-Hey espera, ¿oyes eso?
-¿Qué? ¿El qué?
-Eso, escucha.
-No sé a qué te refieres.
-Que sí, es jodidamente genial.
-Yo no oigo nada.
-Pues eso es lo genial, cuando por fin cierras la maldita boca para concederle el turno de palabra al silencio.
Extraído del blog de sophie
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